(15/01/2025)
Wuikelman Angel Paredes*
Esta pregunta siempre me viene a la mente cada vez que me ha tocado rendirle tributo al maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa. Cada 15 de enero conmemoramos que, en 1932, se constituyera la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria (SVMIP). Fue una pequeña reunión de maestros y maestras en la esquina caraqueña de Cují, frente al Colegio República del Paraguay, donde laboraba como maestro Prieto Figueroa junto con Luis Padrino y Mercedes Fermín, lo que dio origen a la primera agrupación magisterial del siglo XX.
En ese momento el grupo y el maestro Prieto, pensaban en “la renovación de la educación venezolana tanto en sus métodos como en su mezquina y excluyente orientación social que, hasta entonces, mantenía en el analfabetismo a las mayorías del país” (1940, 31) ¿Acaso pensaría en su momento, en esa pequeña reunión, que sería un prócer nacional con un lugar en el Panteón Nacional?
En 1936 Prieto es reelecto en la presidencia de la SVMIP, que luego dará origen a la Federación Venezolana de Maestros (FVM) e introduce el primer Proyecto de Ley Orgánica de Educación. Como parlamentario participó de los debates y elaboración de la Constitución de 1936 y 1961, y es mentor de la Ley Orgánica de la Educación Nacional de 1948. Su obra legislativa en educación da cuenta que el maestro Prieto pensaba en una educación “con sentido democrático y moderno basado en el principio del Estado docente con un sentido social y político más amplio al que venía manejando la élite liberal desde el siglo XIX” (1940: 40). Es poco probable que pensara en un lugar en el Panteón Nacional. Su obra fue de pensamiento, leyes, instituciones, poco que ver con las batallas, armas y hombres de ejercito que tradicionalmente ocupan el lugar de los próceres.
Prieto Figueroa reúne en su obra de vida el perfil de político, legislador, reformador, escritor, crítico literario y poeta, que dedico su vida a la educación y la pedagogía. Pensando en el Estado docente, fue artífice de múltiples iniciativas institucionales como: el Consejo Nacional de Universidades, el Instituto de Profesionalización del Magisterio, el Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales, el Servicio de Cine Educativo, la primera Escuela Técnica Industrial, el Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE), y los comedores y roperos escolares, entre otras. Con sus obras ayudó a construir el Estado moderno, la ciudadanía y el sistema educativo venezolano del siglo XX.
Surgido de una Ley promulgada por el Congreso de la República, el 22 de agosto de 1959 y reglamentada por decreto ejecutivo del 11 de marzo de 1960, la creación del INCE responde a un momento histórico del país, que nos sirve de inspiración actualmente. Transcurrida la primera mitad del siglo XX, el país acumulaba un importante desarrollo industrial, preparaba y ponía en marcha planes de los sectores públicos y privados de la economía indicaban que la década del 60 sería la de un acelerado ritmo en el desarrollo nacional.
Sin embargo, la población acumulaba alta porción de analfabetismo académico y tecnológico y una alta tasa de incorporación de mano de obra juvenil al mercado laboral. La formación para el trabajo corría por las vías tradicionales o artesanales de maestro-aprendiz. ¿El maestro Prieto estaría pensando como acelerar y masificar la formación para el trabajo?
Con el INCE se concretó una alianza entre la empresa privada-trabajadores y Estado para el desarrollo nacional, en un contexto de recesión económica y dificultades fiscales del Estado. Un escenario que actualmente podría parecernos conocido o similar a nosotros: un país golpeado por la guerra económica, pero con planes y mano de obra dispuesta a enfrentar el desafío de transformar la economía rentista en una economía productiva. Hoy día el maestro Prieto, pensamiento, leyes e instituciones, se convierte en las armas necesarias para reconstruir la economía del país.
La actual coyuntura nos invita a revisar su obra, tanto la escrita como la acción, que dio vida a la institucionalidad educativa y el Estado docente. Por eso, este 15 de enero, el INCES mantiene su compromiso con la obra, de su creador, el maestro Prieto Figueroa, como letra viva, para pensar los desafíos de la educación y el trabajo en la Venezuela del siglo XXI.
El maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa entra al Panteón Nacional como un prócer, demostrando que la patria se construye con pensamiento, leyes e instituciones.
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Bibliografía. Prieto Figueroa, Luis Beltran. 1940. La Escuela Nueva en Venezuela Luis Beltrán Prieto Figueroa y Luis Padrino. Caracas: El perro y la rana.
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* Wuikelmán Ángel Paredes es presidente del Inces.