Formación Inces: una mirada de esperanza para yaracuyanas privadas de libertad

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*** De conformidad con el artículo 5 de la Ley del Inces que se basa en formación y autoformación colectiva, integral, continua y permanente de las ciudadanas y ciudadanos, en Yaracuy se ha brindado especial atención a los privados de libertad   

 

Prensa Inces Yaracuy.- Cometer un delito que te lleva a estar entre las rejas es una lección que marca la vida de todo ser humano, pero contar con una oportunidad de redimirse ante la sociedad es otra decisión personal y es precisamente allí, donde el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), hace todo su esfuerzo para llegar a cada espacio con la misión de formar produciendo y producir formando.

 

Un caso particular, la asistencia que se ha brindado en el Centro de Coordinación Policial del municipio Sucre, en Guama, estado Yaracuy, recinto transitorio para el proceso penal de la población femenina, al que el Inces llegó a transformar con el aprendizaje, tanto de oficios como en lo emocional, religioso, cultural y deportivo, junto al Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, el Instituto Nacional de la Mujer (Inamujer), Defensoría Pública y Fiscalía del Ministerio Público.

 

Desde el mes de enero de 2017, mujeres aguerridas que han asumido el reto de formar a las privadas de libertad y que hoy son del equipo de maestras técnico productivas del Inces Yaracuy, con el morral de sueños de Chávez sobre sus hombros y portando uno de los más valiosos tesoros, la igualdad y equidad social, se entregaron con amor y compromiso a tan loable misión, sembrar una esperanza en el corazón de cada una y convertirlas en emprendedoras desde el recinto penal, para que una vez en libertad, inicien su reinserción con conocimiento de oro en sus manos.

 

Nadie dice que sea fácil, pero tampoco existen imposibles cuando se quiere salir adelante, incluso para quienes consideran que todo está perdido por errar ante los ojos de la sociedad y de la divinidad, ante esta consideración, en el CCP Sucre hay femeninas muy jóvenes y madres que por circunstancias sobrevenidas están allí, pero aferradas a la formación Inces porque aseguran que el manejar oficios les permitirá tener una nueva vida.

 

Un voto de fe

 

Si embargo, para regalarles momentos de alegría a la llegada de la época decembrina, se realizó un compartir con actividades religiosas, culturales y musicales y un suculento almuerzo elaborado por las privadas, donde los organismos competentes en materia penitenciaria y el Inces formaron parte y disfrutaron junto a las femeninas.   

 

 

María Hernández, una extrovertida y genuina privada de libertad que dijo ser bendecida por Dios y el Inces, mientras se dirigía a sus compañeras y miembros de instituciones durante la actividad, manifestó su satisfacción, en medio de sus limitaciones, y señaló: “quizá muchos somos visto de la peor manera pero nadie sabe las realidades que cada uno de nosotros ha vivido y en las condiciones de privadas y privados, lo hemos sentido, sin embargo, aquí somos afortunadas de contar con gente tan valiosa que aún apuesta a esta población”.

 

“Este es un duro aprendizaje y gracias a la mano amiga que nos brindan, los días son menos grises y alimentan nuestra fe en volver a estar con la familia y amistades, incluso ser un ejemplo en la calle y poder decir, erré y valió la pena mi encierro porque hoy más que nunca valoro todo lo que tengo. Hoy sabemos las capacidades humanas que tenemos y que el Inces nos ha hecho explotar, por lo que apostamos ser testimonios vivos en que sí existe una segunda oportunidad y que hay quienes creen en ti”, puntualizó.

 

Con una mirada llena de brillo y esperanza, María hizo un llamado a quienes andan por caminos equivocados, a que reflexionen y no caigan en prisión; y a los que están privados, que busquen reivindicarse con sus saberes porque el Inces no los excluye. “Al final, la falta a la ley terrenal y divina puede cambiar si se lo proponen pero para eso deben educarse y producir y así apostar a esa nueva vida”. 

 

Estado provisor   

 

Por su parte, Cruz María León, fiscal superior de Yaracuy, manifestó que el trabajo que vienen desarrollando las instituciones del Estado en los asuntos penitenciarios, van hacia la creación del hombre y la mujer nueva por lo que confían que dentro de esos espacios hay seres humanos valiosos y capaces de incorporarse a la sociedad y salir adelante.

 

Asimismo, Francisco Piña, director del CCP Sucre, informó que desde el mes de julio del 2017, asumió la responsabilidad de este recinto y ha tenido la oportunidad de ver la transformación que viven las femeninas gracias al Inces y al resto de las instituciones que colaboran. “Buscamos darles las herramientas de capacitación necesarias que trascienda hacia su reinserción aun bajo beneficio legal”.

 

Fabianna Altuve, coordinadora estadal de Inamujer, también aseveró “venimos trabajando junto al Inces y demás organismos, en capacitación, sensibilización, terapias y otras actividades recreativas y de empoderamiento para las privadas, a fin de trabajar su motivación y las impulso a creer en un mañana”.   

 

Vale destacar que el Programa Penitenciario Luisa Cáceres de Arismendi que adelanta el Inces, se fortalece la atención a la población penal en Yaracuy, incluso existen otras experiencias en recintos como el Internado Judicial de Yaracuy, Misión Negra Hipólita, Fundación Ribas, CCP Cocorote, Centro de Residencia Supervisada, Unidad Técnica de Supervisión, Centro de Atención al Adolescente Bachiller Manuel Segundo Álvarez, donde también se ha puesto en marcha la formación productiva.

 

Por consiguiente, se espera dar continuidad a esta misión en el próximo 2018 porque “seguiremos conquistando espacios en los que debe ganar la apuesta por una sociedad justa y un mejor país para todas y todos”, así lo expresó Valentín Rodríguez, gerente regional del Inces Yaracuy.

 

T/ María  Alejandra  Arias