** Trabajadora y madre de tres hijos, fue escogida por sus compañeros para que contara los hechos más importantes de su vida, conocer sus logros y metas futuras en el marco de la celebración del día de las madres
ZUVALQUI DUARTE | La Guaira
Hace 15 años Josmary Durán fue a inscribirse en uno de los cursos que dictaba el Inces Vargas. En ese momento la sede funcionada en el hotel Macuto Sheraton. Mientras hacía la diligencia para cursar estudios, supo que la institución buscaba personal para el área de mantenimiento. Hizo la solicitud de trabajo y a los pocos días la llamaron para que se incorporará a la nómina de obreros Inces. Allí inició una etapa que, a su juicio, cambio su vida, ya que ha podido asumir dignamente su papel de padre y madre.
Se considera una guerrera. Ha batallado con muchas circunstancias adversas en su vida, siendo la más dura de ellas el deslave de Vargas, tragedia natural que aconteció en el año 1999. En estos momentos lucha contra una condición de salud, una enfermedad inmunológica que le ha limitado en su quehacer diario, pero que no será excusa para seguir riendo y siendo la persona jovial que siempre pone el toque agradable en la institución.
“Desempeñarme como recepcionista, que es la labor que realizo, es una responsabilidad que me otorgó el Inces Vargas y que espero cumplir cabalmente, Me encanta lo que hago porque me siento útil y he recibido el reconocimiento de mis compañeros. Atender y dar respuesta al pueblo es gratificante, ya que sientes que no tienes problemas cuando escuchas a los demás. Yo asisto a todas las marchas que me convocan con mi singular alegría, porque me siento identificada con la revolución, desde el primer día amé a Chávez, porque venía del pueblo, así como yo. Mi meta más grande es consolidar una vivienda y sé que pronto esto será una realidad. También quiero proseguir mis estudios porque ahora es que hay Josmary para rato”, expuso Durán.
Hernán Garboza, gerente regional del ente guaireño, manifestó: “Josmary es una compañera que contagia alegría y que tiene una realidad social delicada. Su vivienda está en situación de riesgo y en cualquier momento queda en la calle; pero sabemos que ella, a través de las gestiones que ha realizado en el Instituto de la Vivienda de Vargas (IVIVAR), va a ser dignificada para tener un techo digno para su familia. Todas la mujeres del Inces Vargas merecen un reconocimiento por ser el eslabón más atacado en esta cruel guerra económica, pero ella tiene mucho potencial para realizar todas las actividades que se proponga”.