Miranda | Día de la Juventud; un compromiso permanente

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**Un día como hoy alrededor de las siete de la mañana, bajo el cielo de la ciudad de la Victoria, mil quinientas almas, con edades entre doce y veinte años, estudiantes universitarios unos, seminaristas otros, al mando de valiente general José Félix Ribas, habrían de enfrentarse a dos mil quinientos hombres, los más hostiles y crueles que conformaban el ejército más sangriento conocido hasta ese momento, el de José Tomás Boves.

Yonahan Fuentes | Prensa Miranda

Resultaba vital no ceder ante el enemigo aquella ciudad, puesto que era el centro de comunicación entre el apoyo militar del Libertador Simón Bolívar quien estaba atacando Puerto Cabello para aquel momento.

Es de entender en toda su extensión las palabras que el general Ribas pronunciaba, no solo a manera de arenga sino también con profunda conciencia de lo que allí estaba en juego, no era solo una porción de tierra, no era solo una ciudad, representaba la reconstrucción de aquella primera república perdida a manos de Monteverde de la cual él también fue testigo, palabras lanzadas al aire lleno de diversos pensamientos y sentimientos, para encausarlos todos en una sola dirección.

Soldados: lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy, he ahí Boves. Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor e vuestras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que ha de ser memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir. Necesario es vencer. ¡Viva la República!”

Hoy a doscientos seis años de aquel capítulo de nuestra historia, nos hace reflexionar en el marco histórico que hoy vivimos, son los jóvenes de nuevo frente a un poder que en número nos sobrepasa. Pero, no en honor, en resistencia, en patriotismo, es hoy cuando los valores que nos gritaba a viva voz aquel lunes 12 de febrero de 1813; cobran vigencia refulgente las palabras del general Ribas en nuestras conciencias.

Nuestras armas hoy no son fusiles, sino las del conocimiento, la técnica, la innovación, el amor, el sentido de pertenencia; en Inces hoy existen jóvenes que se preparan con estas premisas, que ponen de sí su grano de arena para defender esta patria, el futuro de sus hijos no natos; hoy mantenemos en alto el estandarte que aquellos jóvenes levantaron en la Victoria contra todo pronóstico.

F. M.