**La incorporación de jóvenes y adultos a la formación técnica profesional del bachillerato productivo ha permitido dignificar y avanzar en la justicia social
LUIS J. GONZÁLEZ C.
La transformación social a través de la formación técnica profesional que puede tener el ser humano puede transcender hasta el crecimiento espiritual del individuo, esto aunado a la contribución que pueda hacer en su comunidad y entorno, tal como lo soñaría el gran maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa. El Inces mantiene vivo su legado materializando sueños de participantes de programas como el Bachillerato Productivo.
La acreditación de saberes empíricos es una de las labores que el Inces realiza en todo el país, en diferentes áreas, en el caso específico de cinco ciudadanos residentes del complejo urbanístico Ciudad Tiuna en Caracas, quienes se encuentran incorporados al programa a través del perfil productivo de Agricultura, en el Centro de Educación Inicial Simoncito de esta zona, su realidad fue transformada gracias a la formación técnica profesional que les ha proporcionado la institución.
En el caso de Jean Carlos González Hidalgo, explica que anteriormente se dedicaba a lavar los vehículos de los vecinos del complejo residencial y hacía otras tareas relacionadas a la jardinería, por sus conocimientos en el área, ya que anteriormente residía en Los Valles del Tuy, del estado Miranda.
“Me interesé en retomar los estudios a través del Bachillerato Productivo del Inces, quienes han tenido paciencia con nosotros, actualmente nos hemos integrado a la producción de hortalizas por y para la comunidad”, explicó González.
Cada espacio es muestra de un trabajo en equipo, donde la integración y explicación de lo que ha venido realizando desde hace dos años aproximadamente ha permitido cambiar sus realidades.
La pandemia no nos ha parado
Zoraida Pérez, participante del programa explica que desde el año pasado se incorporó a la formación ya que se había interesado junto a su familia en colaborar con la escuela en el mantenimiento por sus conocimientos en el área agrícola, “vine a visitar a un familiar en este conjunto residencial pero la pandemia nos atrapó aquí en Caracas, vivíamos en Portuguesa, pero se me presentó la oportunidad de estudiar y no la desaproveché. La pandemia no nos ha parado”, insistió.
La permanencia en los espacios le ha permitido relacionarse y adquirir conocimiento en la producción de otros alimentos que no conocía “la producción de la agricultura urbana y hortalizas no la conocía y el Inces me ha permitido esto, por ello me siento muy feliz”, expresó.
Formar produciendo para la comunidad
Ángela Bolívar, soy trabajadora del Ministerio de Educación en el área de educación de adultos y también residente de este complejo habitacional de la Gran Misión Vivienda Venezuela, y junto a los vecinos iniciamos los trabajos de recuperación de los huertos escolares de esta unidad educativa, con el acompañamiento y apoyo de la directora de esta institución. Posteriormente nos pusimos en contacto con el Inces Caracas, para acreditar como bachilleres productivos al personal que nos estaba ayudando, además aprovechar la oportunidad de la formación académica que se les da”, señaló.
Bolívar recuerda que cuando iniciaron las labores en los espacios se interesaron por incorporar a los jóvenes y personas del sector, y basados en la filosofía robinsoniana del aprender haciendo iniciaron la formación técnica productiva.
Inces va a las comunidades
La gerente regional del Inces en el Distrito Capital, Tania Díaz explicó que la acreditación de saberes empíricos a través del Bachillerato Productivo es primera vez que se está realizando en esta ciudad, lo que ha permitido dignificar y hacer justicia social con quienes participan en estos espacios, “ya estos espacios para la formación técnica profesional están en pleno desarrollo gracias a la intervención de la misma comunidad y que seguiremos proyectando y apoyando el desarrollo al servicio de este entorno, el Inces está presente en las comunidades”, sentenció.