TRUJILLO | Eliécer Otaiza Castillo: revolucionario de pura sangre

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** “Siempre hay que mantenerse fiel a la revolución, a pesar de las contradicciones y las infidelidades”, nos recuerda una de las figuras más destacadas en los sucesos del 11 de Abril del 2002

 

MARÍA CABRERA

Indomable, batallador, revolucionario de pura sangre ese es el Eliécer Otaiza Castillo, a quien se le atribuye la autoría del nombre “República Bolivariana de Venezuela” en los tiempos en que ya se hablaba de una constituyente durante el primer gobierno del presidente Hugo Chávez Frías.

Este valenciano nacido el 7 de enero de 1965, se destacó desde el mismo momento en que abrazó la carrera militar. Era doctor en Ciencias Políticas y para el momento de su muerte, el 26 de Abril del 2014, era el presidente de la Cámara Municipal de Caracas.

Dirigente revolucionario estrechamente ligado al proceso de conformación del proyecto social, político y económico de la Revolución Bolivariana, junto al presidente Chávez tuvo relevante actuación; fue protagonista del movimiento cívico-militar del 27 de noviembre de 1992, hecho que pretendió completar las acciones del 4 de febrero de ese año, cuyos objetivos eran alzarse contra las políticas neoliberales implementadas por el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez.

Por ese espíritu activo fue que recibió dos balazos uno en el estómago y otro en una pierna tratando de complementar las acciones militares durante la segunda revuelta de año 1992: Muchos de sus compañeros entre ellos Luis Reyes Reyes ex Gobernador de Lara lo recuerdan con una tremenda vitalidad.

Se sabe que, junto a Juan Barreto, exalcalde Caracas estuvo involucrado en la retoma del Palacio de Miraflores el 11 de Abril del 2002, por eso, su nombre estos días se escuchará porque fue pieza clave y elemental en el regreso del hilo constitucional en esos días.

Pero además de de todos los cargos políticos que desempeñó con hidalguía y responsabilidad, está el de presidente del Instituto Nacional de Cooperación Educativa, (Ince) actualmente Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces).

Al Inces llega para abanderar todo lo concerniente a los programas “Misión Robinson”, y “YO Si Puedo” por orden del Ejecutivo Nacional, además de involucrar al organismo en eventos de agitación política nacional, como marchas y otros, sin perder de vista la esencia de su perfil. Su presencia fue relevante para que Venezuela en el 2005 fuera declarada «territorio libre de analfabetismo» por la Unesco con 1.489.543 personas adultas.

En investigación para este trabajo periodístico conocimos de testimonios trabajadores de Trujillo que siendo presidente obtuvo la remuneración progresiva con nivelaciones económicas importantes para los trabajadores.

Era de verbo directo, preciso y sin ambigüedades lo que le valió el respaldo de los trabajadores Inces, especialmente del núcleo Trujillo que en las pocas oportunidades que solicitaban una audiencia, así fuese en pasillo, los atendía.

Y es que su esencia humana estará por siempre acompañándonos, para defender este proyecto político, a tal punto que en la entrada al comedor del Inces Trujillo nos recuerda: “Siempre hay que mantenerse fiel a la revolución, a pesar de las contradicciones y las infidelidades”, Eliécer Otaiza