Cosas que quizá no sabías de la Batalla de Carabobo

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La Batalla de Carabobo se celebró un domingo al mediodía, duró menos de una hora y entre los cadáveres habían dos mujeres vestidas de soldado… además, aquí podrás leer completo aquello de “Mi general… vengo a decirle adiós… porque estoy muerto

LONGINA TOVAR

¿Cómo te imaginas a los soldados de Bolívar la noche antes de la batalla?: ¿Asustados?, ¿tristes?, ¿ansiosos?, muy probablemente había mucho de eso; sin embargo, aunque usted no lo haya pensado o imaginado, ese ejército, conformado por soldados, pero también por gente del pueblo, bailaba al ritmo de los tambores: era la noche previa a la celebración de San Juan Bautista y la fiesta no pasó por alto.

… y al día siguiente…“alegre y bulliciosa era la marcha de nuestros regimientos: más que a reñir una batalla, aquellos bravos, ansiosos por llegar al término deseado, parecían dirigirse a una feria.”, describe Eduardo Blanco en su novela Venezuela heroica.

Y en ese regocijo de luchar por la patria, se dice que se sumaron más de 14 mujeres… y un perro. Algunos dicen que fueron 14, otros hablan de 20, lo cierto es que fueron valientes luchadoras que entraron en combate contra el Ejército Realista. Hay registros que indican que al terminar la lucha, los sobrevivientes encontraron los cadáveres de dos mujeres vestidas de soldado.

En cuanto al perro era Nevado, un mucuchíes que le habían regalado a Bolívar una vez terminada la batalla de Niquitao en 1813. El pobre animalito fue atravesado por una lanza. Tratando de salvarlos, también falleció el Indio Tijinaca, cuidador de Nevado o “Simoncito”, a quien los soldados llamaban “el edecán del perro”.

PERO ¿Y QUIÉNES ERAN LOS ESPAÑOLES?

Eran venezolanos. Gente que por alguna razón preferían continuar siendo dominados por la corona española, claro que también habían soldados del viejo mundo, pero la mayoría eran criollitos.

UNIFORMES DE LUJO

Bolívar mandó a confeccionar trajes para sus soldados. Quería que su ejército estuviese “de punta en blanco” en la que consideraba sería la batalla final. Dicen por ahí que Pedro Camejo se quitó las botas en pleno combate porque él “había aprendido a montar a caballo descalzo”.

Respecto al uniforme del Libertador, se puede leer en un documento de la Quinta Bolívar de Colombia: “…en la batalla se utilizó por primera vez el uniforme militar para el combate: casaca de cuello alto y largos faldones, con ricas charreteras bordadas y banda tricolor a la cintura; calzón ajustado, botas altas, amplio y airoso capote y bicornio emplumado”.

OTROS DATOS

  • El general José Antonio Páez llevaba con su ejército 2 mil caballos y 3 mil reses para la comida
  • Los españoles dicen que lucharon durante tres horas, Bolívar escribió que la batalla duró 45 minutos
  • Los cuerpos fueron enterrados en el mismo campo de Carabobo
  • Páez es ascendido por Bolívar a General en Jefe en el propio escenario de Carabobo, debido a la astucia y pericia con que dirigió a los Bravos de Apure y a los Cazadores Británicos.
  • En la batalla también habían españoles, franceses, holandeses, neogranadinos y caribeños: todos aliados de Bolívar.

¿CUANTOS ERAN?

El ejército Libertador contaba con 7.000 infantes y 3.000 jinetes, mientras que el Ejército Realista solo tenía 2.600 infantes y 1.600 jinetesla ventaja de este último radicaba en que tenían 2 cañones y 62 artilleros; sin embargo, el Ejército Patriota solo tuvo 200 caídos, mientras que los defensores del Reino Español tuvieron un saldo de 2.908 muertos.

Después de Carabobo Bolívar no participó en ninguna otra batalla.

¿FUE CARABOBO LA ÚLTIMA GRAN BATALLA POR LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA?

No. Después de Carabobo hubo dos batallas más: el Quinto Asedio de Puerto Cabello, que se celebró desde el 23 de septiembre hasta el 10 de noviembre de 1823 y el Combate Naval del Lago de Maracaibo ocurrido el 24 de julio, también de 1823. Depende del historiador que se lea, una u otra será el último combate para alcanzar la independencia de Venezuela.

¿QUIENES ESTABAN AL FRENTE DE LOS EJÉRCITOS?

PATRIOTAS

REALISTAS

Comandante Simón Bolívar

Primera División José Antonio Páez

Segunda División Manuel Cedeño ()

Tercera División Ambrosio Plaza ()

Comandante en Jefe Miguel de la Torre

División de Vanguardia Francisco Tomás Morales

Primera División Tomás García

Quinta División José Herrera.


LA MUERTE DEL NEGRO PRIMERO

Venezuela Heróica – Eduardo Blanco

De pronto, en medio de la inquietante expectativa que sufren los dos bandos, la llama voladora se detiene; y Páez, lleno de asombro, ve salir de la nube de polvo que oculta los efectos de aquel violento choque, a un jinete bañado en propia sangre, en quien al punto reconoce al negro más pujante de los llaneros de su guardia: aquél, a quien todo el ejército distingue con el honroso apodo de“el primero”.

El caballo que monta aquel intrépido soldado, galopa sin concierto hacia el lugar donde se encuentra Páez; pierde en breve la carrera, toma el trote, y después, paso a paso, las riendas sueltas sobre el vencido cuello, la cabeza abatida y la abierta nariz rozando el suelo que se enrojece a su contacto, avanza sacudiendo su pesado jinete, quien parece automáticamente sostenerse en la silla.

Sin ocultar el asombro que le causa aquella inexplicable retirada, Páez le sale al encuentro, y apostrofando con dureza a su antiguo émulo en bravura, en cien reñidas lides, le grita amenazándole con un gesto terrible: ¿Tienes miedo?… ¿No quedan ya enemigos?… ¡Vuelve y hazte matar!…

Al oir aquella voz que resuena irritada, caballo y jinete se detienen: el primero, que ya no puede dar un paso más, dobla las piernas como para abatirse; el segundo abre los ojos que resplandecen como ascuas y se yergue en la silla; luego arroja por tierra la poderos lanza, rompe con ambas manos  el sangriento dormán, y poniendo a descubierto el desnudo pecho donde sangran copiosamente dos profundas heridas, exclama balbuciente: Mi General … Vengo a decirle adiós… porque estoy muerto. Y caballo y jinete ruedan sin vida sobre el revuelto polvo, a tiempo que la nube se rasga y deja ver nuestros llaneros vencedores, lanceando por la espalda a los escuadrones españoles que huyen despavoridos.

Páez dirige una mirada llena de amargura al fiel amigo, inseparable compañero en todos sus pasados peligros; y a la cabeza de algunos cuerpos de jinetes que, vencido el atajo han llegado hasta él, corre a vengar la muerte de aquel bravo soldado cargando con indecible furia al enemigo…