En los albores del siglo XX, cuando las palabras democracia, soberanía o libertad no tenían cabida en nuestra patria, nace en una casita humilde, pero con el virtuoso modelo de sus padres, el maestro, político y poeta Luis Beltrán Prieto Figueroa.
Hombre de ideas y de acciones fue el creador intelectual de una de las instituciones educativas más importantes de la patria de Bolívar: el Inces, la casa formativa que Prieto ideó para que la juventud aprendiera a hacer con sus manos, para que los más humildes se hicieran de un oficio y de un trabajo digno, una casa de capacitación que obliga al maestro a enseñar mientras se hace, a pensar, a construir futuro.
Nace y crece en la isla de Margarita, donde bajo la sombra enramada de una palma de coco se sentaba a escuchar a su tía Juanita leyendo las novelas de Cervantes, Conan Doyle y Victor Hugo, y los poemas de Andrés Bello, Pérez Bonalde, Darío y muchos más; génesis segura del libro ganador de la VII Edición del Premio Nacional del Libro: “Soy tu voz en el viento”.
Pero aquellas lecturas y tiempos de crecer en la ruralidad de su isla terminaban con su niñez. Su ansia de conocimiento lo lleva a Caracas para culminar sus estudios básicos en el liceo Caracas, cuyos pasillos albergaron a otros grandes de la historia nacional como Jacinto Convit, Carlos Cruz Diez, Rómulo Gallegos, José Antonio Ramos Sucre y Fernando Paz Castillo.
Prieto, de origen humilde, mientras estudiaba tuvo que trabajar como vigilante del Instituto Bolívar de Rafael Naranjo Ostty, donde años después, por su tesón y ánimo de crecer, fue maestro y director.
En 1934 el maestro de maestros se titula Doctor en Ciencias Políticas y Sociales, aunque su más ferviente pasión fuera siempre el universo educativo, al punto de ser creador de la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria, la cual funda con una visión basada en la libertad del niño, el respeto a su persona y la libertad de creación. Soñaba, y así lo plasmó con ciencia en sus libros, en una educación con espíritu comunitario y de servicio social.
Entre muchos cargos que ocupó destaca el haber sido presidente de la Federación Venezolana de Maestros y Ministro de Educación bajo el mandato del intelectual y pensador Rómulo Gallegos. Fue profesor de la Universidad de La Habana y jefe de misión al servicio de la Unesco en Costa Rica y en Honduras. También se incorporó, en 1984, como individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua.
Orejón, como era, inspiró dos piezas artísticas: una de carácter político que era el diseño del logo que representaba gráficamente su campaña electoral y partido político y por otra, un poema que le escribió Aquiles Nazoa, hiendo referencia a que aquellas orejas eran así de grandes para poder escuchar a aquellos que no tenían voz.
Ente sus viajes, Prieto Figueroa tuvo el honor de conocer, en Chile, a uno de los más grandes hombres de Latinoamérica: Salvador Allende. El propio maestro, en una de sus últimas visitas a la sede del Inces en la Nueva Granada, comentó con entusiasmo a su audiencia las palabras que parafraseamos a continuación:
“Crear el Instituto Nacional de Cooperación Educativa era una idea en la que había estado trabajando durante muchos meses. Conversando una tarde con Salvador Allende le conté cuál era la institución que quería crear, y le decía que para hacerlo era necesario escribir un proyecto de ley que debía ser aprobado en el Congreso. -¿Y qué está esperando?, siéntese ahí y escriba, me dijo, señalando una vieja máquina de escribir que estaba en la misma habitación donde conversábamos . Así que la primera vez que escribí el nombre del Ince fue en la máquina de Allende”.
El auditorio se vino abajo. Estábamos ante la presencia del creador de la casa formativa y laboral de miles de venezolanos. Aquí, donde hoy están sentados ustedes estuvo el maestro Prieto, y queremos creer que aun hoy persiste su espíritu, que el maestro sigue aquí, no la figura incorpoerea, sino su pensamiento, su ideal, su sueño de hacer del Ince, hoy Inces, una casa impulsora de productividad multiplicadora de conocimientos, forjadora de hombres y mujeres pensante,s hacedores, creadores. Jóvenes productivos que construyen futuro.