La magia de los libros. A propósito de los 31 años de la partida del Maestro de Maestros

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«Por tus palabras / y tus ideas
Bendito seas / oh, Luis Beltrán,
que acabarías  / con nuestras quejas
si tus orejas  / fueran de pan.
Tú te pareces  / a Tío Conejo
no por lo viejo  / ni en lo guasón
sino en el hecho  / Prieto querido
de haber salido / tan orejón.
Niños y mozos,  / viejos y viejas,
ricos y pobres  / sin excepción
en el momento  / de nuestras quejas
nos agarramos  / a tus orejas
como a dos tablas  / de salvación»

Aquiles Nazoa

 

POR: LONGINA TOVAR

Ensayo ganador del concurso Prologa a Prieto 2022

Si revisamos con atención la biografía del Maestro de América, Luis Beltrán Prieto Figueroa, son muchos los adjetivos que lo podrían calificar: intelectual, maestro, político, conferencista, escritor, poeta, gremialista, ensayista, periodista, y más. Egoísta sería de nuestra parte calificarlo con solo uno de ellos.

Nacido en la Perla del Caribe, en los albores del siglo XX, específicamente el 14 de marzo de 1902, Prieto Figueroa trazó un camino que lo llevó desde un humilde hogar en la isla de Margarita hasta ocupar importantes cargos dentro y fuera de las fronteras venezolanas.

Inició sus estudio, como es natural, en su tierra natal, y al cumplir los 23 años se mudó a Caracas donde alcanzó el título de bachiller en filosofía. Entre sus profesores destacó el escritor venezolano Rómulo Gallegos, de quien años más tarde sería Ministro de Educación.

En 1934, LBPF egresa de las aulas de la Universidad Central de Venezuela como doctor en Ciencias Políticas, aunque su verdadera pasión, y así lo demuestra su legado literario, se encontraba en el universo educativo. En 1932 fundó la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria y la Federación Venezolana de Maestros, de la que fue el primer presidente.

Su carrera política inicia también siendo él un hombre joven. En 1936 es elegido senador por el estado Nueva Esparta; para luego ser parte del grupo fundador del partido Organización Venezolana (ORVE) que casi de inmediato pasa a ser el Partido Democrático Nacional. 

Como legislador contribuyó con la redacción del Proyecto de Constitución Nacional (1961) y es coautor del Anteproyecto de la Ley Orgánica de Educación y del Primer Proyecto de Ley del Trabajo. En 1959 redacta el Proyecto de Ley del Reglamento para la Creación del Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE), hoy Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces). 

Fuera de nuestras fronteras, Prieto fue jefe de misión de la Unesco en Costa Rica y Honduras, países donde su trabajo le hace merecedor de la orden Maracay que otorga la Organización de Naciones Unidad y que le da el rango de educador continental.

Aunque fue un hombre que recorrió buena parte del mundo, el Maestro de América inició su carrera como educador en la escuela “Don Francisco Esteban Gómez”, plantel margariteño donde cursó sus estudios de primaria, y del que luego se convertiría en maestro y director.

Su trabajo literario, por demás prolífico, ve el alba en la Revista Pedagógica de la Sociedad de Maestros y en su columna del diario La Esfera de Caracas. Su primer libro La adolescencia: estudio psico-pedagógico, lo publicó en 1934, cuando contaba con 32 años de edad. A partir de ese momento, más de 80 libros serían publicados con su firma. Dato curioso que, este hombre de las letras, cuyos versos han fascinado a todos sus lectores, publica su primer libro de poemas, Mural de mi ciudad, en 1975, a sus 73 años. Contando este último, 14 poemarios legó Prieto al mundo de las letras. 

Destaca entre sus obra: Joven Empínate (1968); El Estado y la Educación en América Latina (1977); La magia de los libros (1981); El magisterio americano de Bolívar (1982); El maestro como líder (1986) y El pensamiento pedagógico de Andrés Bello (1989); entre muchos otros. 

LA MAGIA DE LOS LIBROS

El libro que nos ocupa en estas líneas fue editado por vez primera en 1981, agotándose las tres primeras ediciones de forma casi inmediata. Al menos cinco ediciones ha tenido desde entonces, dos de ellas prologados por importantes intelectuales venezolanos del siglo XX, entre los que se cuentan José Manuel Siso Martínez y Reinaldo Leonardo Mora.

En una búsqueda rápida en línea, La magia de los libros suele ser definido como un manual pedagógico que motiva la lectura en jóvenes y maestros, con una vigencia casi perpetua pero que podría verse afectado no por su alto contenido y valor pedagógico, ni por las múltiples recomendaciones que hace el maestro y que siguen siendo tan válidas como el día que las escribió; sino por los avances tecnológicos que ponen hoy en nuestras manos casi cualquier literatura, punto en el que profundizaremos más adelante.

Al sumergirnos en la lectura de este “manual”, como lo llaman algunas fuentes , no solo vamos a conseguir una ruta motivacional que invita a la lectura, sino también algunos trazos biográficos del autor.

Leer La Magia de los Libros es conseguir una guía de lectura que considera variables como la edad, intereses, contexto, pero también te permite imaginar al Maestro de América leyendo esos mismos libros que recomienda, utilizando una limpia prosa que deja ver en sus páginas el conocimiento y la propiedad de quien sabe de lo que escribe. Es así como recomienda leer entre los 12 y los 13 años a Dickens o a Verne, por el tema de las aventuras y el descubrimiento, mientras que deja para la juventud biografías estimulantes como las de Bolívar o Martí, Santa Teresa, El Greco y Chopin; variedad de autores que orientan al joven a conseguir su vocación y a definir su ser desde sus gustos y aficiones.

Lo primero que Prieto plantea en este libro, y a lo que vuelve de manera insistente a lo largo de sus páginas, es que la primera persona que debe leer de manera incansable es el maestro mismo. El docente, para invitar a la lectura, debe tener él el hábito de sumergirse en la magia de los libros, debe convertirse en un apasionado de las páginas. Tiene que manejarse de manera ligera entre un amplio catálogo de autores para poder orientar al estudiante según su realidad, edad, contexto e intereses. 

Prieto estaba en desacuerdo con las “malas lecturas”. En la Magia de los libros plantea que los padres, los maestros, o quienquiera que acompañe al joven en su proceso de madurez, debe apartarlo de los textos que pueden resultar desorientadores. “…no libros sin contenido trascendente, malos libros; sino estos otros, plenos de pensamiento hondo, carga de energía, capaz de movilizar las voluntades adormecidas y de sugerir algo grande y noble, buenos libros”. (Prieto Figueroa, 2005).

En este mismo orden de ideas, en las primeras página de La magia de los libros, Prieto cita a Faguet en varias ocasiones, contradiciendo en muchos casos sus ideas, salvo en la siguiente cita: La lectura de los malos libros forma el gusto, siempre que se hayan leído buenos libros, en forma que no hay que despreciar ni tal vez desdeñar…” (E. Faguet, 1947, como se citó en Prieto Figueroa, 2005)

Esta postulación del ensayista y crítico francés apoya el planteamiento de Prieto, quien insiste en que solo un lector experimentado (que ya ha leído obras buenas y malas) podrá seleccionar libros adecuados para su continúo enriquecimiento, mientras que un joven nobel en el mundo de la literatura puede encontrarse con páginas desorientadoras que eventualmente lo pueden alejar incluso de la lectura  misma. 

Bajo esta afirmación, LBPF endosa al maestro la responsabilidad de guiar al joven en la selección de lecturas, pero con la salvedad de que este guía debe situarse en el tiempo y la época que corresponde para poder ser asertivo en su elección y evitar así el efecto contrario que es provocar el rechazo al hábito de leer. 

LAS BIBLIOTECAS

Propone Prieto en La magia de los libros (LML) que las bibliotecas no sean “museos donde se amontonen libros que se apolillen en los estantes, sino hervideros de ideas, instituciones vivas al servicio de la cultura”, (Prieto Figueroa, 2005), que estén siempre abiertas, que no tomen vacaciones ni fines de semana. 

Es en este punto es donde parece caber una reflexión respecto a la vigencia de LML, con base en la consideración de que en tiempos de LBPF ni tan siquiera se vislumbraba el potencial de las actuales plataformas digitales en cuanto al amplísimo acceso a un sinfín de títulos. 

Las nuevas tecnologías permiten a los internautas conseguir una cantidad casi infinita de e-book, e-pub, PDF y otros formatos que albergan libros de todas las épocas, nacionalidades y géneros. 

Para realizar este breve ensayo, por ejemplo, el libro LML fue descargado desde la comodidad de un sofá, pasada la medianoche de un día cualquiera y fue leído desde un teléfono celular. 

Aunque en mi interés personal sigo prefiriendo la letra impresa y disfruto el olor del libro nuevo, al alcance la juventud y de los niños está la literatura que deseen sin necesidad de trasladarse hasta una biblioteca, lo cual representa un reto para estos recintos, pues la promoción de la lectura, cuando los usuarios son menos, es más compleja.

Pero tener a la mano cualquier texto no es sinónimo de mayor posibilidad de enriquecimiento intelectual. Por el contrario, la tesis de Prieto recobra en este punto más fuerza cuando el joven tiene a su disposición libros mal editados, poco fiables, de contenido dudoso o desorientadores. La guía del maestro es en esta época se hace más necesaria que en cualquier otro momento de la historia.

En lo que respecta a las bibliotecas, Prieto también manifiesta una preocupación aun mayor por la falta de edición de libros para niños. Considera que es necesario motorizar la publicación de libros que estén el alcance de los más pequeños. La necesidad de que nuestros escritores se acuerden de estos pequeños lectores, y por supuesto, de crear bibliotecas específicas para niños o incluir salas de lectura infantil en las ya creadas.

LA GUÍA

Pero leer, para los niños, para la juventud, sigue siendo en muchos casos una tarea aburrida; y es en ese punto donde Prieto nos abre los ojos y explica que cada libro tiene una época, una edad, un contexto. 

Explica el maestro, con mucho atino, que cuando se acerca al joven por primera vez al mundo de la lectura debemos dejar de lado los clásicos universales. Insiste en que debe conocer en primera instancia su literatura, la propia, aquella con la que se pueda identificar, comprensible para él y por ello recomienda no apegarse a manuales obsoletos, aconseja buscar alternativas que se adapten a la edad e intereses del lector.

Primero leer a los coterraneos. En nuestro caso literatura venezolana. Luego ir a aquellos libros que invitan a la aventura a lo mágico; siempre acorde con la edad y la psiquis de quien va a leer. Después explorar el propio continente. Ya con este camino recorrido, asegura LBPF, el joven está listo para leer a los grandes de a literatura. Ya se le ha sembrado la semilla del buen gusto.

A juicio del maestro, y así lo expone en LML, después que has leído un buen libro, después que reconoces la buena prosa, el verso verdadero, no hay vuelta atrás. Forjar tu mente y tu espíritu a través de la lectura es la invitación que hace Prieto en este maravilloso libro.

APÉNDICE

El Maestro de América, como buen pedagogo, nos sopla un listado de lecturas recomendadas que clasifica de manera metodológica para que el docente, el estudiante, el joven o quien esté interesado en adentrarse en la literatura tenga una guía útil para escoger, sin retrasos ni equívocos,  maravillosos autores e historias capaces de moldear la manera correcta al hombre que se levanta.

En “Viajes, aventuras y descubrimientos” recomienda leer al austríaco Hugo Adolf Bernatzik, un antropólogo poco conocido en nuestras latitudes, y otras obras más cercanas a la cultura popular universal como Daniel Defoe, autor de Robinson Crusoe o Charles Dickens con Oliver Twist, David Cooperfield o Historia de dos ciudades y por supuesto a Julio Verne con todas sus novelas. 

En el apartado “La tierra y el paisaje” incluye a Mario Briceño Iragorry, Alejandro de Humboldt y José Martí. En lo particular recomendaría a Enrique Bernardo Núñez con Una ojeada al mapa de Venezuela.

Una lista de seis páginas para literatura venezolana y universal, cuentos y novelas. De los nuestros Eduardo Blanco, el modernista Manuel Díaz Rodríguez, Ramón Díaz Sánchez, Rómulo Gallegos, Julio Garmendia, Miguel Otero Silva, Teresa de la Parra, Mariano Picón Salas, Rafael Pocaterra, Luis Urbaneja Alchepol, Arturo Uslar Pietri y más; mientras que de la literatura universal agrega en su recomendación leer Hombres de maíz, Crimen y Castigo, La Madre, El lobo estepario, María, Moby Dick y un largo etcétera.

Ente las biografías destacan las de los chilenos Gabriela Mistral y Pablo Neruda; Bolívar, un Hombre y un Continente, de Jorge Ricardo Bejarano; Sor Juana Inés de la Cruz, Marie Curie y Henrie Ford: artistas, políticos, religiosos, científicos y empresarios. Una selección para todos los gustos.

En lo que respecta a la poesía, Prieto cuenta cómo escuchaba cada tarde, en la voz de su tía Juanita, y bajo el enramado de una palmera de coco, a grandes de los versos como Andrés Bello, Abigail Lozano, Pérez Bonalde, Julio Calcaño, Rubén Darío, José Asunción Silva, Amado Nervo, Juan de Dios Peza, entre otros. 

Algunos de estos nombres se repiten en su lista, pero agrega a Alberto Arvelo Torrealba (autor de Florentino y el diablo), García Lorca, Henríquez Ureña, Juan Liscano, Martí, Aquiles Nazoa y más… mucho más. 

GUÍA DE ESTUDIO

Luego de decenas de página a lo largo de las cuales diserta acerca de la importancia de la lectura, de ofrecer una ruta a maestros y estudiantes para la selección adecuada de libros, LBPF da un paso más y transcribe, con ciertas correcciones para una mejor comprensión, las Normas Generales para el Estudio redactadas por docentes de la Escuela Superior del Profesorado “Francisco Morazán,” de la República de Honduras y que fueron adoptados luego en México y Costa Rica.

En la recta final del libro, con base en estudios científicos, Prieto nos convence de que sin importar la edad el aprendizaje es posible. Si bien la elasticidad del cerebro se pierde, también es verdad que la disposición al aprendizaje, la capacidad de atención y de resolver problemas compensa lo que la edad te ha quitado.

La importancia de este punto está en que el docente, sin importar la edad, está en capacidad de conocer cada día una nueva lección y para ello, en La Magia de los libros, se pone en sus manos una guía de estudio sobre cuándo, cómo y dónde leer. Toma en cuenta la disposición de quien se sienta a adquirir los conocimientos, el ambiente adecuado e incluso la técnica a utilizar para fijar lo aprendido.

Una recomendación final es que ESTE LIBRO NO DEBE SER LEÍDO si no se está dispuesto a incrementar la sed de conocimiento, si no quiere usted convertirse en un ratón de bibliotecas, si no tiene la apertura de aprender a aprender, o sino quiere sentir la tentación de ir tachando en el libro los autores que LBPF va recomendando y que usted va leyendo.

Todo un pedagogo, Luis Beltrán Prieto Figueroa nos regala en La magia de los libros un mapa para desarrollar nuestro intelecto, para crecer entre páginas, para ser los hombres y mujeres que soñaron nuestros padres, que el país necesita y el mundo anhela.