Por Hernán Garboza
Hoy 16 de enero de 2025, un acto pleno de simbolismo reconoce a Luis Beltrán Prieto Figueroa como un patriota de significado para la Patria. Dejaré a otros y otras los datos biográficos y los comentarios sobre su extensa obra pedagógica, casi nunca estudiada ni referenciada en la Academia venezolana. Corre Prieto Figueroa, en las aulas donde se forman a docentes, la misma suerte de Samuel Robinson, ser simples anécdotas curriculares.
El acto de hoy, llevar sus restos simbólicos al Panteón Nacional por parte de la institucionalidad, es el reconocimiento a su paso trascendental por el siglo XX venezolano. Desde el Inces, su actual presidente Wuikelman Angel, junto al diputado a la Asamblea Nacional Gilberto Jiménez, no dejaron de clamar en todos los actos públicos por este reconocimiento al Maestro Prieto Figueroa. Pero más que ese importante acto, el país entero exige por hacer de sus ideas una realidad.
Sobre Prieto Figueroa pesó la condena por su disidencia de las ideas y acciones entreguistas cuarto republicanas y tal vez por ello, le sobrevive el Inces y no su amplia obra de pensamiento crítico acerca del modelo educativo de un país rico, sometido al rigor de una educación clasista en la que ante tanta lucha por la igualdad y la masificación de la misma, la Academia preñada de su dejo discriminador, la trastrocó en un refugio de privilegiados prisioneros de todo el andamiaje epistemológico de la educación corporativizada y neocolonizada que les separa de la realidad, convirtiéndoles en élites que, la mayoría de las veces, poco tributan al país, pero sí a sus propios ombligos o egos con recursos del Estado.
La compresión de que en el hacer, tal como lo planteaba el Maestro Luis Beltrán, está la clave del aprovechamiento de las riquezas nacionales que hasta hoy le saquean a Venezuela las grandes potencias, eso incluye el patrimonio intelectual, sigue siendo uno de los retos del sistema educativo venezolano que no supera todavía, su tozudo empeño en solo titular (producir títulos a granel) y poco en originar realizaciones que contribuyan a librar a Venezuela de su dependencia tecnológica, científica, académica, cultural y económica, mientras, se entretiene ofreciendo fabulosos resultados cuantitativos que no se reflejan en la realidad de manera cualitativa.
Ese hacer, despreciado y estigmatizado como “cursito del Inces” y no como Formación Técnica Profesional, sigue a la vera de los planes educativos. Es asunto para quienes son excluidos y excluidas del llamado sistema formal de educación que otorga títulos, pero no capacita para operar una maquinaria, herramienta, equipo o sus propias manos. El proverbial desprecio por el hacer, consagrado en el “búscale un cursito en el Inces”, sigue siendo una rémora de un aburguesado sistema educativo, eso incluye al Bolivariano, que cree en el paradigma cuarto republicano del “ascenso horizontal” en la escala social que proporciona la Educación. “Estudia para que sea alguien”
Es tan importante la idea de Prieto Figueroa de capacitar para el trabajo cotidiano a la población, que hoy la Unesco, como siempre al servicio de las grandes trasnacionales, plantea que debe cada país formar “mano de obra” con competencias técnicas para ofertarla a las demandas del mercado internacional y no para el desarrollo endógeno de cada país. Lo llaman con el eufemismo “población en movilidad”, es una forma casi imperceptible de sustraer el talento humano capacitado de cada país. De allí que icónicas universidades como la Unimet o la Ucab, para nombrar solo dos, tengan en sus costosas ofertas académicas, la capacitación para el trabajo técnico profesional que desprecia el sistema de educación pública.
El Know-how como premisa de las actuales demandas del “mercado laboral internacional” derrumba el absurdo empeño del sistema educativo venezolano de solo centrarse en el saber y no el hacer, para dejar como “actividad complementaria” la educación para el trabajo en la Venezuela asediada por quienes tienen interés por nuestras riquezas, bien por la fuerza o bien por “alianzas”, gracias a que no se capacita a la población en cómo procesarlas.
Otro tanto en esto lo tiene la burguesía parasitaria que no apuesta a la producción de bienes y servicios sino al comercio y la especulación dineraria como único modelo de riqueza. Es más fragoso desarrollar un Sistema Nacional de Formación Técnica Profesional si quienes se apropian de las riquezas del país no invierten en el mismo.
Rehacer y adaptar a la propuesta de economía emancipada el concepto Cooperación para la Formación Técnica Profesional es necesario. A menos que se siga creyendo que se debe brindar ilimitadas facilidades a las potencias conocidas, también a las emergentes, para que se hagan de nuestras riquezas sin la participación nacional en el proceso sólo percibiendo la renta que dejen en la mesita de noche.
Para mantener vivo el legado del Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa no basta con llevarlo al Panteón nacional. Hace falta una profunda transformación educativa nacional que convierta el Hacer en un componente indisoluble del Saber y ello empieza por los niveles de Educación Inicial y no sólo fingiendo tomarlo en cuenta porque se exige un certificado Inces como un requisito de grado, sino también capacitando a la fuerza de trabajo que hará realidad las ideas del Luis Beltrán que se niega a morir.
Pese a eso, igual Venceremos
En Urimare, estado La Guaira, a los quince días de enero de dos mil veinticinco
HAGA