** Así lo manifestó el presidente del Inces durante el seminario “Tendencias Globales en el Mundo del Trabajo” y agregó además que el trabajo no debe ser visto como una mera actividad económica sino como un derecho humano indispensable
Ivaldo Rodríguez | Prensa Inces sede
El liderazgo venezolano en materia de inclusión juvenil en el mundo del trabajo en el ámbito de América Latina fue el eje central sobre el cual el presidente del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), Wuikelman Angel disertó en el evento organizado por la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST) donde sostuvo que la institución que lidera hace los mejores esfuerzos para que los jóvenes nacionales alcancen un lugar en el mercado laboral decente, estable y estimable.
Ante la actual coyuntura económica, aprecia el presidente del Inces y considerando el balance estadístico del comportamiento de los países de la región respecto al empleo joven, Venezuela debe trazar nuevos vértices estratégicos para garantizar la estabilidad, no del empleo, sino de la acción protagónica del joven en el proceso social de trabajo. Esto implica tres dimensiones fundamentales: garantizar formación espacios y para la autoformación colectiva; la investigación consciente de los procesos productivos requeridos en el país y la capacidad de dirigir los procesos productivos.
En su ponencia denominada “Vulnerabilidad e Intersubjetividad política para el trabajo digno de la Población Juvenil de Venezuela” manifestó que deben agotarse los esfuerzos para que todos los connacionales menores de 35 años consigan espacios de formación y autoformación integral, continua y permanente enfocada hacia la producción de bienes y servicios.
En los últimos 7 años ha alcanzado el Inces a través del Programa Nacional de Aprendizaje, el cual atiende la población entre 14 y 18 años alcanza un registro alcanza de 364.773 jóvenes incluidos, lo cual representa un impacto acumulado promedio en la tasa de ocupación joven del 3,05%, convirtiéndose en un referente en la región.
Ampliando su radio de acción incluyendo a los jóvenes con edades entre 19 y 25 años a sus distintos programas de formación profesional y capacitación técnica, el Inces alcanzó un registro en 2018 de 427.679 jóvenes incluidos.
En varios países de la región se han aprobado leyes de primer empleo; se han “refundado” las pasantías laborales y se ha impulsado el programas de emprendimiento juvenil. En Venezuela se han profundizado las políticas en materia de empleo joven, con sus múltiples caracterizaciones: empleo decente,estable y trabajo digno, aseveró Angel.
“Debemos desechar definitivamente el modelo económico rentista y abocarnos a la producción desde distintas ópticas, es decir, desde la agricultura, la industria, el turismo la farmacología y en fin, autoabastecernos de productos y dejar de esta manera la dependencia foránea”.
Confesó su sincero interés en que los programas nacionales de aprendices tienen que ampliarse en los rangos de edad ya que la ley habla de la atención a jóvenes de entre 14 y 18 años de edad, pero “y qué hacemos con los de 20 años, los de 25, los de 30 y hasta los de 35 años como lo sugiere para sus registros el Instituto Nacional de Estadísticas (INE)”.
Solo en el último año, a través del Inces se ha podido incluir en el campo laboral un total de: 155.546 jóvenes con edades entre 14 y 25 años, lo que representa un impacto favorable en la tasa de ocupación
del 10,51%, de acuerdo a los datos del censo del INE.
Por otra parte, la ponente invitada Laura López Bermúdez investigadora colaboradora de la CBST expresó que aunque entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU se anuncia la promoción y el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente; ésto no está cerca de cumplirse, no obstante nuestro país “a pesar de las dificultades económicas está bien posicionado en materia de derechos laborales y no como países como Colombia, que pretende darnos lecciones en la materia y ocupan últimos lugares en el estudio que al respecto desarrolló la Confederación Sindical Internacional (CSI) en 136 países.
“Es que Venezuela, a pesar de que no es la CBST la que envía los datos a la OIT, sino la nefasta CTV y la Alianza Sindical Independiente (ASI) ocupa un lugar bastante decente en el referido estudio de la CSI mejor que Argentina, Ecuador, Brasil y hasta que los EEUU.
Adicionalmente, expuso la invitada especial, que se puede hablar de 200 millones de desempleados, unos 70 millones son jóvenes entre 15 y 24 años, los millones que mueren anualmente con ocasión a condiciones inseguras de trabajo, a los 168 millones de niños y niñas que trabajan en el mundo, junto a los centenares de millones de trabajadores y trabajadoras que sobreviven sumergidos en la más atroz pobreza extrema. Tal circunstancia no sólo aleja a la OIT del sendero por conquistar la justicia social, sino que también malogra sus esfuerzos por combatir la pobreza con su cúmulo de necesidades no satisfechas.
Finalmente dijo que nuestro país, con el cúmulo de tropiezos que afronta, es nada más y nada menos, como lo dijo en una ocasión Noam Chomsky, un mal ejemplo para el mundo porque “nos decidimos a crecer a nuestra manera y a imponernos nuestras formas de actuar”.
Otra figura presente fue Carlos López, coordinador general de la CBST, quien aprovechó para explicar los alcances que pretenden con este ciclo de seminarios desde su organización sindical: queremos promover la investigación-acción en torno a los factores de cambio y transformación que experimenta el mundo del trabajo en el siglo XXI y más específicamente el doble propósito de reimpulsar el funcionamiento del Centro de Pensamiento Estratégico de la Clase Obrera “Daniel De León” tras una oportuna revisión de su crucial importancia en la actual coyuntura, como instrumento de fortificación teórica y orgánica de los trabajadores y brindarnos la posibilidad, como movimiento obrero, de examinar con algún grado de rigurosidad las tendencias que se presentan en un mundo del trabajo expuesto a poderosas transformaciones que pasan desapercibidas para millones inclusive para quienes tienen responsabilidad de dirección o fungen como vanguardias.