190 años del asesinato de Sucre

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** Bolívar: “¡Ay bala!… han matado al “Abel de América”

 

Hoy se cumplen 190 años del asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, acto criminal acaecido en las montañas de Berruecos, en la vecina Colombia, unificada entonces con Quito y Venezuela; tres naciones suramericanas, dos de las cuales están hoy supeditadas a los designios del imperio norteamericano, que para aquellos tiempos ya tenía en funcionamiento su llamada Doctrina Monroe, pero también el histórico señalamiento del segundo caraqueño universal, el Libertador Simón Bolívar, quien el 5 de agosto del 1829, les había dicho desde Guayaquil: “Los Estados Unidos parecen estar llamados por la Providencia para plagar a la América de miseria en nombre de la libertad”. Y miren que no se equivocó ese genio que fue nuestro Libertador.

 

Por cierto que también fueron históricas las palabras que el mismo Libertador pronunciara cuando se enteró del asesinato del cumanés Antonio José de Sucre: “¡Ay bala!… han matado al “Abel de América”.

 

El asesinato de Sucre fue como una muerte anunciada, pues tres días antes, el 1º de junio, en el periódico El Demócrata, vocero del santanderismo, publicó una nota alusiva al vencedor de Pichincha y Ayacucho, en la cual señalaban los seguidores de Francisco de Paula Santander: “Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el Correo del Sur que el general Antonio José de Sucre ha salido de Bogotá, ejecutando fielmente las órdenes de su amo, cuando no para elevarlo otra vez, a lo menos para su propia exaltación (…) Puede ser que Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar”.

 

En el tiempo histórico están los nombres de los implicados en el crimen: Francisco de Paula Santander, el lombrosiano asesino, José María Obando; el venezolano Apolinar Morillo y por supuesto, los restantes ejecutores criminales: Juan Gregorio Rodríguez, Juan Cuzco, Andrés Rodríguez, José Erazo y Juan Gregorio Sarría. No podemos olvidar a Luis Montoya, en cuya casa, cercana a la catedral de Bogotá, fue discutida y programada la muerte del Gran Mariscal de Ayacucho.

 

Fuente: Últimas Noticias / Antonio Manrique, historiador