** El jefe de Formación Profesional destacó las decisiones que debieron tomarse para mantener a flote la operatividad del Inces
MARÍA CABRERA
El 2020 figurará en la historia universal como un fecha en la que se debió implementar cambios en el estilo de vida de las personas, de vivir, compartir y sobre todo, como el aparato productivo pueda mantenerse activo ante la amenaza seria de un adversario como el COVID-19 que obligó -caso Venezuela- tomar decisiones drásticas ajustadas a salvaguardar la vida de las personas.
También un año donde organismos como el Inces, con su personal directivo y trabajadores, efectuaron una evaluación de toda su planificación formativa para adecuarla a las exigencias de un tiempo marcado por la presencia del coronavirus que agarró a más de uno descuidado y sin afán de despedirse.
Esta cruzada que obligó a la reinvensión y planificación formativa arrojo 8.343 participantes en 448 cursos a distancia, distribuidos en las programas: Agrícola, Construcción, Turismo, Textil, y Modelos de Gestión que debieron batallar hasta el final de este ejercicio fiscal 2020 y garantizar así la operatividad de un organismo con 61 años de trayectoria en el alma de las comunidades.
Marcos Ortega, Jefe de Formación Profesional del Inces-Trujillo, no ocultó su regocijo al hablar del tema, pues destaca que la capacidad del personal y la confianza del público fue el antídoto empleado para caminar en medio de cuarentena global en un escenario jamás pensado y trabajado, en la que trataba de mantener sólida a una institución por encima de las adversidades.
-Ejemplo -dice – lo destaca Angélica Morón, gerente regional, cuando se giró la instrucción de diseñar y fabricar en los talleres del Inces más de 7 mil tapabocas que fueron distribuidos de forma gratuita a las comunidades, de forma tal que las personas pudieran tener una herramienta básica para protegerse del coronavirus.
-Además de los 218 kimonos quirurgicos, tapabocas y gorros que se repartieron también entre el hospital centinela “Pedro Emilio Carrillo”, Unidad de Diálisis y Centros de Diagnósticos Integral de Valera, Pasi ,entre otros.
-Esta cifra la podemos contrastar -prosigue- con los 808 cursos y 10.450 participantes de los cursos presenciales, que para el momento de declarada la cuarentena en Venezuela, no dista mucha de la anterior, lo que nos lleva a la reflexión del giro y las decisiones que debieron tomarse para mantener a flote la operatividad del Inces al que se le asomaron dos opciones: colapsar o avanzar en medio de esta crisis de salud global, recalcó Marcos Ortega.
El jefe de Formación Profesional destacó finalmente que la sumatoria de ambas opciones es de 1.256 cursos con asistencia de 18.793 participantes, cifras gratificantes y que nos revelan que el Inces y sus trabajadores están a la altura de cualquiera de las adversidades, circunstancias más difíciles que encontremos en el diario trajinar.
