ESPECIAL | Artistas plásticos y curandera egresaran del Inces como bachilleres productivos

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** Cada estudiante mostró su dinámica de vida aún con los desafíos de la pandemia, presentando con pasión y entusiasmo las prácticas ancestrales de diversos oficios y saberes: procesamiento de la lana, el tejido, la medicina ancestral (parteras y curanderas), labores en la agricultura, montañismo y artistas en la pintura, escultura, entre otros

NADIA LOBO

Profesores y coordinadores adscritos al programa Bachillerato Productivo, conjuntamente con el gerente regional del Inces-Mérida, se trasladaron hasta la población de Mucuchies, municipio Rangel del estado Mérida, donde se desarrolló de manera particular e independiente la defensa y presentación del portafolio y las experiencias de vida de los futuros Bachilleres Productivos de la República.

Así lo informó el gerente regional del Inces Mérida, Geldrit Roca, quien destacó que la actividad forma parte de las orientaciones del presidente Nicolás Maduro y dando fiel cumplimiento a las instrucciones de atención a los participantes, emanadas por la máxima autoridad del Inces, Wuikelman Ángel Paredes, finalizando el año escolar 2020- 2021.

 

Igualmente explicó que éste grupo de estudiantes tienen edades comprendidas entre los 53 y los 102 años, se trata de hombres y mujeres que siguen multiplicando sus conocimientos a generaciones de relevo en el seno de la familia y en sus propias comunidades.

 

No hay limitantes para alcanzar las metas planteadas, ni edades ni lugares, hoy, cada uno logra cerrar el proceso formativo como Bachilleres Productivos del Inces y posteriormente, serán acreditados como licenciados en distintos oficios por la Universidad  Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), señaló Roca.

 

UN SIGLO DEFENDIENDO EL SABER ANCESTRAL

Ana Josefa Pérez, de 88 años de edad, residenciada en una humilde vivienda, ubicada en el sector La Mucumpate del municipio Rangel, es una excelente tejedora, pintora y esculpe ovejas de resina natural para pesebres.

Josefita, como le llaman cariñosamente sus vecinos y amigos, es una inquieta mujer de muy baja estatura, pero grande en innovación y creatividad.

 

Durante la defensa de su portafolio, sacaba y sacaba pinturas, dibujos en acuarelas, chimó, lienzos, cuadros, ovejas, guantes, medias, gorros, bolsos, tejidos y hasta sombreros y bolsos tejidos minuciosamente con paja o tallo seco de plantas, los cuales expuso demostrando estarmuy orgullosa de su trabajo.

 

Su gran variedad de obras originales y muy particulares, la identifican como una artista nata.

 

SUS OBRAS ESTÁN EN FRANCIA

Rosa Ramírez, de 57 años de edad, de Mucuchies, fabricó su propio telar para elaborar chamarras. Durante años, elaboró piezas y tejidos que se exhibía en museos y ofertaban en Francia.

 

Dijo que gracias a su trabajo en la elaboración de chamarras y telares levantó a su familia. Hoy prepara a sus nietas en la labor del tejido con lana de oveja.

 

Rosa guarda con recelo una revista que plasma parte de sus obras originales, elaboradas en su telar, que hoy están en algún museo o palacio de Europa, y que lamenta no dejar evidencia de las mismas.

 

CURANDERA Y SOBANDERA TODA UNA VIDA

María del Carmen Quintero 100 años de edad, 77 años de experiencia como partera, sobandera y curandera ancestral.

 

Carmen, como todos la conocen, contó que su primer parto lo atendió a los 23 años de edad, y desde entonces ya perdió la cuenta del número de niños que ayudó a traer al mundo.

 

También compartió su secreto para curar la culebrilla, (es un sarpullido doloroso que se presenta en un lado de la cara o el cuerpo) patología de extraña procedencia que por cierto, curó a varios pacientes en los últimos días, utilizando la hierba mora y el árbol de cabalongo.

 

Próxima a cumplir 101 años de edad, Carmen todavía recibe niños con mal de ojo y el cuajo caído. Su mente está lucida e iluminada y sus manos todavía tienen fuerza para sobar a los lactantes que llevan a diario para curar una patología un poco curiosa.

 

 

Es importante destacar, que el mal de ojo, es una creencia popular que dice que una persona puede echar a otra un mal de ojo, es decir, una energía negativa como producto de la envidia o enemistades.

 

MI TELAR ES UNA HERENCIA DE MI MAMÁ

Margarita Mora, 86 años de edad es tejedora, costurera y pintora. Se especializa en escarmenar la lana de oveja para convertirla en hilo. Su oficio es de herencia y tradición familiar, ya que su madre también era tejedora. La burra y huso para hilar y un telar heredado de su familia todavía funcionan y forman parte de su equipo para trabajar.

 

EL TEÑIDO DE LANA ES ANCESTRAL

Rigoberto Enrique Rivero, 73 años de edad. Es uno de los pocos hombres que se dedica al tejido ancestral en telar en el páramo merideño.

 

Su especialidad es darle color a la lana, a través del teñido utilizando plantas, raíces, semillas y flores. Es un teñido ancestral que garantiza colores originarios y naturales.

 

Rivero explicó que para encontrar colores naturales utiliza los siguientes materiales: concha de cebolla, chicoria, remolacha, eucaliptos, ruda, borra de café, zanahoria, entre otros, que permiten fijar el color, como el jurapo (semilla del aguacate).