** La disertación forma parte de las conferencias que organiza la Fundación Intersaber
Hace apenas pocos días la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó la isla de Taiwan, una presencia que a los ojos de las autoridades de la República Popular de China se trató de una clara provocación con implicaciones a temas sensibles y que para los propios dirigentes chinos se trata de una jugada peligrosa por la que quienes la atizan se “prenderán con fuego así mismos”.
El internacionalista Sergio Rodríguez Gelfenstein estuvo en el Salón Santa Inés, lugar de reuniones del edificio sede del Inces donde este especialista en temas de China desarrolló una conferencia sobre las consecuencias que dicha visita ocasionó.
La visita de esta alta funcionaria y la provocación que ello entraña, solo se puede interpretar como una acción más en la escalada de tensiones que Washington quiere generar en el mundo a fin de sostener su hegemonía global.
La visita perseguía dos objetivos -especificó el especialista- uno de carácter coyuntural y táctico y el otro estructural y estratégico.
El primero pretende dar respuesta y solventar la desesperada situación del partido demócrata de cara a las elecciones parlamentarias de noviembre y su proyección a las presidenciales de 2024 en las que pareciera que el partido de Biden y Pelosi perderá el control del Congreso de EEUU primero, y de la Casa Blanca después, si todo se mantiene como está hasta ahora, cuando el descrédito del presidente es el más alto para alguien de su investidura desde el fin de la segunda guerra mundial.
Biden y Pelosi son dos octogenarios que ya están «jugando los descuentos» en su vida política. En esa condición, cuando ya no tienen nada que perder, están asumiendo el «sacrificio» para intentar preservar al partido demócrata del desprestigio en que está inmerso bajo su liderazgo, después de haber estado en el pináculo de la gloria durante la «era Obama».
Encarar el aspecto estructural es más complejo. El retroceso económico de EEUU que se extiende a lo largo de los últimos años 40 años, es mucho más difícil de revertir y tal vez nunca pueda hacerse. Hasta ahora, la maquinita de producir dólares que Washington posee en exclusiva, su indudable poderío militar y el dominio sin parangón del complejo cultural mediático que manejan a placer, le permite soslayar la crisis, o al menos ocultarla a la vista de la opinión pública. Sin embargo, la pandemia primero y la guerra en Ucrania ahora, han exhibido las falencias de un sistema que no fue capaz ni siquiera de proteger a sus ciudadanos ni defenderlos de los males que aquejan al planeta.
Precisamente, el carácter estructural de esta crisis viene dado porque ante la incapacidad de EEUU para manejar la situación, arrastra tras si las contrariedades que enfrenta el sistema capitalista, poniendo en evidencia su insolvencia para solucionar los problemas más acuciantes de la humanidad y llevarla adelante por un camino de desarrollo, paz y estabilidad.
Explicación
Esto es lo que explica el viaje de la señora Pelosi a Taiwán, en lo inmediato, tratar de revertir las cifras de popularidad de Biden y del partido demócrata y en el largo plazo, impedir la debacle económica que se avecina sobre EEUU, dada la manifiesta superioridad económica, financiera, tecnológica y científica de China que implican la pérdida -por vía pacífica- de la hegemonía planetaria de EEUU. Eso es lo que van a tratar de frenar por cualquier vía, incluso la militar.
No obstante, para los que suponían que la respuesta china iba a ser el derribo del avión de Pelosi, la invasión con una fuerza naval al territorio de Taiwán, o la devastación de la isla con una lluvia de misiles hipersónicos, hay que decir que no saben nada de China, de su filosofía, de su historia, ni de su práctica política y diplomática. En este punto Rodríguez Gelfenstein coincide con Josh Rogin columnista del Washington Post quien opinó que: «la verdadera crisis en torno a Taiwán podría comenzar después de que […] Nancy Pelosi, vuelva al país norteamericano». Rogin fue más explícito cuando dijo que: «La mayor repercusión de la visita de Pelosi se producirá después de su regreso a casa, a lo largo de semanas, meses y años».
He ahí la esencia de la respuesta china. Como siempre hay que verlo en el tiempo. A diferencia de Occidente que necesita generar inmediatos titulares de prensa de cara a las próximas elecciones, China, acorde a su filosofía y su tradición, construirá respuesta de largo plazo, en meses y años como dice Rogin.
La réplica china que comenzará a verificarse mañana, se manifestará de formas distintas. En primer lugar, las del ámbito militar. Las operaciones que se están realizando y que formalmente comienzan el jueves 4 y finalizan el lunes 8 son expresión del mayor despliegue jamás visto en China para un ejercicio de estas características. Incluye el empleo de aviación, fuerzas terrestres y logística de nivel estratégico, así como el despliegue del sistema coheteril más avanzado de China que incluye el misil hipersónico DF-17 que vuela a 12.300 km/hora y tienen un alcance de 2.500 Km. Taiwán está a 120 Km. del litoral continental de China Los DF-17 se demorarían en llegar a la isla solo 35 segundos y no existe, ni siquiera en EEUU, armamento o tecnología alguna que lo pueda impedir. Hay que decirlo sin eufemismos: si China lo deseara, Taiwán desaparecería en menos de un minuto.
El ejercicio se está realizando en 6 zonas navales al sur, este, noreste y noroeste de Taiwán, al oeste no es necesario, ahí está el territorio continental chino. Eso incluye el espacio aéreo suprayacente al ámbito marítimo donde se realizan las operaciones. También sin eufemismos, Taiwán está rodeado por mar y aire. Ayer mismo, lo «denunció» el ministerio de defensa de Taiwán en un comunicado en el que afirma que China «ha invadido aguas territoriales y zonas adyacentes» de la isla agregando que «los simulacros chinos violan las reglas de las Naciones Unidas y equivalen a un bloqueo del espacio aéreo y marítimo de Taiwán».
Al respecto, dos observaciones. La primera: si se ha invadido el «territorio de Taiwán» ¿Por qué Occidente no hizo nada? Es claro que a EEUU lo que le importaba era generar una provocación que alterara el orden y la estabilidad de la región, para nada le incumbe la seguridad de los ciudadanos de Taiwán como no les incumbe ni le interesa la de los ucranianos. Y para ello bastaba con las 20 horas que la señora Pelosi estuvo en la isla. Debe notarse además que utilizan el mismo concepto (invasión) que usa Occidente para caracterizar la operación militar especial de Rusia en Ucrania.
Segunda pregunta, si el territorio taiwanés está rodeado y bloqueado por aire y mar según el léxico utilizando por el ministerio de defensa de Taiwán, ¿cómo pudo el avión de la señora Pelosi marcharse sin problemas de la isla? Es claro, el objetivo de China nunca fue ella, el gobierno chino es serio, no recurre al terrorismo para hacer valer sus derechos y además tiene (como lo ha demostrado desde hace milenios) una paciencia infinita para esperar que las cosas ocurran cuando las condiciones están dadas.
Dicho esto, podremos entender que la réplica china se manifestará de manera distinta: la primera, la económica, ayer mismo se comenzaron a tomar medidas en este ámbito. Hay que recordar que la balanza comercial entre China y Taiwán es superavitaria a favor de Taiwán y que si bien es cierto en los años 80 del siglo pasado, cuando comenzó la política de reforma y apertura, Taiwán era muy importante para China, podría decirse que hoy, cuarenta años después, es al revés. Las decisiones que China tome en esta materia en salvaguarda de su soberanía e integridad territorial, generarán un impacto en la economía de Taiwán que Occidente no podrá suplir como no puede hacerlo en Ucrania.
Finalmente, y he aquí lo verdaderamente estratégico. Si algún titubeo podía haber en algunos sectores de la élite china respecto a la necesidad de establecer una alianza estratégica con Rusia, esas dudas se disiparon. El apoyo de Rusia a China en esta coyuntura fue inmediato y contundente. China, que todavía en 2019 pensaba que podía desarrollar su modelo económico y político en paz y armonía con EEUU, se «bajó de esa nube» cuando los líderes violentistas y separatistas de Hong Kong fueron recibidos en el Congreso de EEUU donde se les ofreció ayuda financiera, logística, política y diplomática para dar continuidad a su revuelta secesionista. ¿Saben quien hizo ese compromiso y lideró el apoyo a los terroristas?: Nancy Pelosi.