** Se llama María Velásquez y tiene un emprendimiento de confección de ropa para damas, caballeros y niños
Freddy Martínez Luque
En calidad de participante de la Escuela de Emprendedores del Inces, la ciudadana María Velásquez obtuvo un reconocimiento al producto por la certificadora Sencamer, institución encargada de validar y de promover políticas para la calidad de los productos y marcas que se manufacturan en Venezuela.
María Velásquez confecciona piezas textiles desde hace mucho tiempo, desde que asimilara el oficio de su propia madre cuando la asistía cortando, cosiendo o cuando le encargaban la creación de diseños y patrones. A partir del interés despertado por la joven heredera fue que su progenitora la tomó como ayudante. Desde ese momento, María se tomó el oficio textil en serio, aunque por diversas circunstancias debió paralizarlo.
Pero tuvo que venir la crisis de la economía nacional motivada, sobre todo, por las ilegales medidas de sanciones que la administración Obama impuso al país a fin de impedir al Estado venezolano de intercambiar comercialmente petróleo, principal producto de exportación y de captación de divisas destinadas a satisfacer los derechos económicos, sociales y culturales de todos los venezolanos.
Aunado a ese hándicap negativo, tuvo que venir el fenómeno de la pandemia del 2020 para que todo se paralizara y navegáramos en el mar de la incertidumbre, sin embargo, la voluntad de los venezolanos por superar cualquier vicisitud sirvió de aliciente para acometer nuevas alternativas y nuevas oportunidades.
María Velásquez optó por darle curso a una iniciativa de trabajo; “sabía coser, diseñar un patrón, confeccionar ropa de todo tipo; tenía una máquina de coser y con la ayuda de mi hijo me puse a trabajar con la idea de un emprendimiento en serio”.
No obstante todo lo proyectado para su idea de trabajo, María Velásquez tuvo que prepararse, debió formarse y comenzar de cero en un proceso donde buscó la información necesaria para acudir al Inces, institución que tiene una escuela de emprendedores gestada precisamente en la coyuntura postpandemia y donde los participantes adquieren las herramientas para formalizar cualquier idea de negocios.
Sin duda, uno de los aspectos más interesantes de la Escuela de Emprendedores del Inces es la política de puertas abiertas para todo ciudadano que desee iniciarse en esta actividad, para lo cual no se solicita más que la sola presencia a las aulas de esta escuela ubicada en el primer piso del edificio anexo del Inces sede en el que el participante debe asistir de lunes a viernes entre las 9 am., hasta las 12 m,. una vez anunciada la fecha de los cursos del primer módulo de formación.
Estos módulos que tienen como fin capacitar a quienes aspiren consolidar una empresa son los siguientes: desarrollo de proyecto, administración de pequeña y mediana empresa, proyecto de vida, planificación de producción y costos, dinámica de crecimiento personal, manejo de redes sociales y marketing digital.
La señora María Velásquez pasó por todo ese proceso formativo y hoy se considera una emprendedora realizada y nos comenta que todo comenzó con los consejos motivadores de su hijo, pues fue él quien adquirió las máquinas, fue quien realizó los costos de producción y es quien la acompaña cuando se trata de trasladar las confecciones a los lugares de exhibición y venta.
“Tengo mi pequeño taller en El Junquito y considero que todo emprendimiento que se haga con constancia y dedicación ya es un logro, porque se debe creer en lo que se hace para alcanzar los objetivos; esta certificación de Sencamer me motiva porque entiendo que se trata de un reconocimiento a la calidad de lo que hago; ellos vinieron a mi taller, vieron la calidad de los acabados, sencillamente les ha gustado lo que hagó”, comentó con cierto orgullo.
En este momento la señora Velásquez está fabricando una serie de blusas y de bolsos, además de uniformes para una institución educativa y ropa de mantenimiento, señala que, aunque no es mucha la producción, está trabajando para fabricar cantidades para las comunidades; asimismo, cree que el apoyo de las instituciones es vital para los emprendedores “pero falta más apoyo, falta apoyo para más cursos y talleres y apoyo para posibles créditos, pues todavía me falta un mesón y otras herramientas que son útiles para el oficio textil”.