**Los chambistas del curso de panificación doméstica son emprendedores y tienen como meta, a corto y mediano plazo, establecerse como panaderos en sus respectivas comunidades
CRUZ MARIO SILVA | Portuguesa
Con más de 180 horas de curso teórico-práctico concluyó el curso de panificación doméstica, a través del Programa Turismo del Inces, en el estado Portuguesa.
La jornada terminó, según comentó la gerente regional, Aracelis Bello, con una muestra de las mejores presentaciones de pan de jamón, canilla, sobado, siciliano, de molde, concha dura y pan de Dios.
En total, se certificaron 40 personas, habitantes no solamente del punto y círculo de Inces, sino de comunidades alejadas como Payara, jurisdicción de la parroquia Ramón Peraza del municipio Páez; barrio Colombia del municipio Agua Blanca y porsupuesto de Araure y Acarigua.
“El proceso formativo constó de dos turnos: matutino y vespertino, integrado por 20 participantes en cada horario. Hubo un aspecto muy interesante en este curso, como lo fue la presencia de niños, hijos e hijas de los aprendices y digo interesante ya que los chiquillos tuvieron la oportunidad de conocer nuestra cultura en panificación, lo que a la postre los convertirá en seguros candidatos para la formación como cocineritos de la patria”, manifestó Bello.
Por su parte, la coordinadora del Programa Turism, Ligia Arapé, acotó que los participantes son en su mayoría emprendedores, quienes tienen como meta a corto y mediano plazo establecerse como panaderos en sus respectivas comunidades.
“Entendemos que conseguir los insumos cuesta tiempo y dinero, subrayó, pero varios de ellos se están organizando en cooperativas e iniciar la elaboración y comercialización del pan”.
Entre tanto la maestra técnica productiva -MTP- Glenis Villasmil, reiteró su satisfacción por el grado de compromiso con la formación de los participantes. “Muchos tienen cierto conocimiento en la elaboración panes, de repostería, incluso; que cuando la clase de pesaje y mezcla algunos propusieron hacer el pan piñita, cocada, pan de muerto, cachitos, catalina y hasta milongas.
Ellos pudieran ser “la última línea de defensa” contra el alza indiscriminada del pan en todas sus presentaciones, ya que tienen la conciencia de clase y la madures necesaria para comercializar el pan a precios justos.
LT.