TRUJILLO |“Cuando uno enseña aprenden dos”

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** Inces Trujillo no quiso pasar por alto el pasado 27 de junio, y por eso, en homenaje al personal que enseña en el organismo, entrevistó a dos de nuestras maestras pueblo, denominación actual que reciben los docente del Inces para honrar a toda la plantilla que presta sus servicios en las personas de Michel Andreina Hérnandez y Sabina Parra, dos generaciones, dos visiones

MARÍA CABRERA

“Cuando uno enseñan aprenden dos”. Así se expresó Michel Andreina Hernández, maestra técnica productiva del Inces de Trujillo, quien al ser abordada para contar su experiencia como facilitadora del programa Industria, a propósito de celebrarse el día del instructor Inces, respondió de inmediato con la frase que abre esta nota.

Michel tiene 25 años. Su vínculo con el Inces Trujillo se remonta al 2012, cuando como participante entro al curso de Serigrafía, dictado por José Araujo, experiencia que le valió para socializar y aprender un oficio, que por cosas del destino, ahora ella lo enseña desde 2015.

Al ser abordada para esta entrevista se sorprendió, pues pensaba que se llamaba para preguntarle sobre la marcha de los cursos de Serigrafía, más no para ser tomada en cuenta por la celebración del Día del Instructor del Inces. Ella, de pocas palabras entonces, rememoró sus comienzos, en la que considera su segunda casa.

Refiere que desde ese curso que hizo de 210 horas, a la actualidad, es mucha la diferencia. Una de ellas, es la dotación de materiales que se le suministraba al aprendiz Inces, aspecto que hoy es dificultoso, dado que la coyuntura económica hizo que se le solicitara el apoyo a los participantes para que trajeran sus propios materiales para aprender el oficio que les enseñaría.

“En el caso de Serigrafía, la cosa es más compleja porque en Trujillo no existe proveedores directos y eso obstaculiza un poco la situación. No obstante, trabajamos con material reciclable. Conversamos con el participante y le conseguimos un sustituto de los materiales de trabajo, acota”.

“Otra diferencia es que ahora trabajamos con el punto y círculo, cosa que antes no se hacia, y todo era presencial; por la pandemia tuvimos que ensayar, una metodología en línea, y los resultados han sido óptimos por lo novedoso de la oferta. Incluso, no se pierde el trabajo colaborativo, sino que se fomenta aun más, porque el nivel de exigencia crece y por eso estoy agradecida al Inces, por esta experiencia”, dijo.

Por su parte, Sabina Parra, con 43 años de servicios al Inces Trujillo dice que el resultado de su paso por este ente es que “a las personas no se les puede decir que no”, mas cuando hay situaciones tan difíciles como las actuales, donde la gente requiere aprender un oficio para llevar algo de comer a su casa de manera más honrada posible.

Cuando fue informada de su selección, su ojos le brillaron de la emoción, accediendo de inmediato a la entrevista, pues realmente después de tanto tiempo en el Inces “era justo” y con una sonrisa caminó por esa paisaje de anécdotas y relatos que se acumulan luego de muchas jornadas de trabajo en todo ese tiempo.

Activa, inquieta y sobre todo responsable, “Sabi” o , como le dicen algunos compañeros de trabajo e incluso participantes, coincide con Michel en las diferencias sustanciales de este Inces, pero que lo más resaltante, es que la gente aun sigue creyendo en él y eso es formidable para seguir apoyando una causa, aun en tiempos de pandemia.

Ambas maestras piensan que integrar esta familia le ha valido mucho para el desarrollo de su vida personal, pues conocen muchos rincones de la geografía trujillana gracias a su oficio en los programas Industria y Textil, respectivamente.

Dicen que celebraran esta fecha en unión de sus familiares, en cuarentena rígida “porque se debe cumplir las ordenes que da el gobierno, pues es para nuestro bien” deseándoles salud y bienestar a sus compañeros de trabajo en el entendido que sobrarán ocasiones en las que podrán celebraran juntos como lo ha demandado la tradición…FELICIDADES.