** Luego de la adaptación obligatoria en tiempos de pandemia, es necesario prepararse para el retorno a las aulas
LONGINA TOVAR
El Especialista en Educación de la UNESCO, Ramón Iriarte, estuvo presente en el Seminario Internacional: La Educación y la Formación Técnica Profesional en América Latina y el Caribe, espacio virtual donde socializó los datos recogidos y sistematizados por el organismo multilateral que representa, con el objetivo de que los diferentes entes encargados de la formación puedan visualizarse en ellos, copiar experiencias y mejorar procesos.
De acuerdo a los datos que tiene la Unesco, el 46% de las instituciones de formación profesional han implementado, a partir de la pandemia, procesos de educación virtual; un 14% lo ha hecho de forma parcial y una minoría, principalmente por fallas en el acceso a la tecnología, no pudieron sumarse a esta modalidad.
Indicó que la pandemia afectó a los estudiantes en su proceso de aprendizaje, sobre todo en lo que se refiere a las prácticas en los centros de trabajo. Muchas empresas se han visto en la obligación de reducir personal y se han enfrentado a problemas económicos, lo cual no les permite atender a los jóvenes que requieren del componente práctico.
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¿Cómo se ha abordado la crisis sanitaria en los sistemas de formación técnica?
La Unesco ha podido observar un alto desarrollo de habilidades digitales, sobre todo en el cuerpo docente. Así mismo, detectó la reformulación de los procesos de práctica profesional que se realizan en las entidades de trabajo. Al respecto, Iriarte lamentó que muchas empresas se han cerrado a la posibilidad de dar continuidad a las pasantías y lo que se ha registrado es la postergación de la práctica para el momento del retorno.
Sin embargo, en áreas como Informática y Diseño Gráfico se han podido realizar las prácticas y evaluaciones vía virtual. Respecto a la evaluaciones, en la mayoría de los casos se han flexibilizado o se han realizado con un método semipresencial.
Un aspecto importante que se ha observado en la región, según palabras del Especialista en Educación, es la búsqueda de alianzas y cooperación con los gobiernos y organismos no gubernamentales, empresas de tecnología, etc., todas abiertas a participar, colaborar y facilitar el proceso de formación a distancia.
Indicó Iriarte que a partir de la experiencia que ha dejado la pandemia, surgen algunas interrogantes como: ¿Qué tan esencial es la instrucción presencial?; ¿Es el aprendizaje a distancia de calidad?; ¿Cómo están afectados los estudiantes en puntos críticos del proceso formativo?; ¿Cuán preparados están los docentes y directivos para sostener el aprendizaje a distancia?; ¿Existen repercusiones sociales, económicas y de bienestar relacionadas con el retorno a las aulas?; ¿Cuál es la capacidad de la institución para el retorno seguro?, etc.
Respecto a los desafíos para el desarrollo de competencias laborales, Iriarte indicó que la pandemia cambió el escenario que ya se conocía, pues hay unas nuevas habilidades que es necesario tener, así como el equipamiento, la infraestructura y la conectividad, todos requisitos indispensables para poder adaptarse a las nuevas modalidades de trabajo y formación.
Indicó que es importante la cooperación entre países para copartir los recursos de aprendizaje que ya se han desarrollado. También es imprescindible la formación de los docentes tanto en lo pedagógico como en las habilidades tecnológicas. Mencionó que se deben revisar las nuevas modalidades de práctica profesional, las cuales deben sacar el máximo provecho a las tecnologías.
Hizo hincapié en que debe asegurarse la calidad en la formación y en que se debe hacer uso de todas las herramientas y tecnologías que hoy ofrece el mundo.
Habilidades para la economía postcovid dimensiones que se visualizan
* Gestión del cambio y las incertidumbres
* Autonomía, responsabilidad, disciplina y proactividad
* Habilidades tecnológicas
* Aprender a aprender y a desaprender
* Creatividad e innovación
* Gestión e información
* Pensamiento críticos
* Visión de futuro
Para que un sistema de formación profesional sea más resilente, recomendó articular políticas públicas, hacer monitoreo y seguimiento para poder valorar lo que se está logrando, determinar si lo que se hace coadyuva hacia las metas propuestas y gestionar nuevos liderazgos que conduzcan hacia la transformación de los nuevos sistemas.
Aseveró que es necesario capitalizar las habilidades, fortalecer las alianzas de cooperación y colaboración de instituciones como la OIT, la Unesco, la ONU, gobiernos extranjeros, pero también dentro de los propios países para poder resolver los problemas de manera efectiva. Por último, consideró necesario pensar en modalidades híbridas de formación, de acuerdo a las capacidades reales que tengan los estudiantes, los docentes y los entes formativos.